Sobre el mundo laboral

23 junio, 2015 § 4 comentarios

Merve Ozaslan

Merve Ozaslan

El otro día estuve tomando una cerveza con una ex compañera de trabajo. Una chica que ha pasado por experiencias laborales pésimas, encadenando trabajos en los que han abusado de su profesionalidad y sentido de la responsabilidad. Esta chica acaba de dejar un trabajo muy bien remunerado en beneficio de su salud (física y mental).

A este punto hemos llegado.

Des de los veintidós años he trabajado por mi cuenta. Estuve medio año como dependienta en una tienda y decidí que nunca más iba a tener jefe. Si me equivoqué o no, el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que este año volví a reafirmarme en que tomé la mejor decisión.

Jornadas laborales cada vez más largas, horas extras no remuneradas, gente que ya ve normal salir una hora más tarde del tiempo estipulado en su contrato de trabajo, jefes/as que tratan a sus empleados con desprecio, cargándoles de trabajo sin planificación alguna, contratos cada vez más precarios, sueldos de risa…de este tipo de cosas me hablaba mi amiga el otro día, y todo ello por experiencia propia. No estaba exagerando ni inventándose nada.

Me pregunto cuando y cómo se parará esto. Metidos/as como estamos en esta espiral de precariedad, llega un momento en el que aguantamos mucho más de lo que debiéramos y terminamos por menospreciarnos a nosotros/as mismos/as.

Es terrible que haya gente que tenga que aguantar todas estas faltas de respeto para poder sacar adelante a sus familias. Es terrible que otros/as lo hagan porque creen que la felicidad está en tener el último modelo de Iphone o de Ipad, colaborando de manera inconsciente a mantener este sistema. Es terrible que las leyes de nuestro país permitan ciertos comportamientos en el ámbito laboral.

Afortunadamente, mi amiga no tiene problemas económicos y renunciar a este trabajo no supondrá un grave problema en su vida diaria. Las consecuencias para ella serán de otro tipo: se siente frustrada por no poder desempeñar su profesión como debería, por ser incapaz de dar con una empresa que la trate como se merece, y se pregunta si alguna vez podrá hacerlo.

Está dispuesta a intentarlo por su cuenta, a pesar de que yo la he advertido de los sacrificios y quebraderos que conlleva hacerlo.

Yo tampoco gozo de estabilidad económica, continuamente tengo que buscar nuevas formas de encontrar clientes, me enfrento a facturas impagadas, tengo que hacer malabarismos para llegar a fin de mes y muchas otras cosas más. Pero, eso sí, no tengo que soportar el menosprecio de un superior, soy dueña de mi propio tiempo y me rijo según mis propias normas.

Para mi amiga, a día de hoy, y después de todo lo vivido, merece la pena.

No quiero despedirme sin aclarar que soy consciente de que hay empresas en las que se respeta y cuida al trabajador. Empresas en las que las horas extras se pagan, y se hacen de manera justificada y no por norma. Sé que hay sitios en los que cuando es la hora, la gente se va a su casa, y no pasa como en mi último trabajo, en el que había días en los que algunos de mis compañeros se pasaban noches enteras en la oficina. Empresas en las que se pagan sueldos dignos y se da valor al trabajo de los empleados.

Mentiría si dijera que creo que son mayoría, porque sinceramente creo que la tónica general de nuestro país es la precariedad laboral.

Estoy enfadada por la situación de mi amiga y la de tanta gente que me rodea, incluyéndome a mi misma. No tengo claro con quién estoy molesta exactamente, pues no creo que haya un solo culpable de que estemos como estamos.

Sea como sea, la realidad es que, como tantos/as otros/as a mi amiga le toca sacudirse el polvo y volver a empezar. Superados los primeros días de bajón, lo siguiente es recuperar la ilusión y volver a mandar currículums confiando en que, esta vez, será diferente. O tal vez se armará de valor y comenzará una andadura en solitario.

En este camino, que estamos haciendo juntos millones de españoles, nos apoyaremos los unos en los otros, mientras, cada uno a su manera, encontraremos la manera de cambiar las cosas. Llegará el día en el que lograremos que trabajar no sea un sufrimiento, en el que nos sintamos valorados y valoradas, en el que podamos dar lo mejor de nosotros/as mismos/as y sentirnos orgullosos de ello.

Y ese día…ese día será estupendo 🙂

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§ 4 respuestas a Sobre el mundo laboral

  • No hay una sola causa que explique la situación lamentable que vive este país a nivel laboral, es verdad, pero deberíamos otorgar un porcentaje muy elevado de responsabilidad a los sucesivos gobiernos (con el actual llevándose la palma) y sus reformas laborales. «Casualmente», todas ellas han ido usurpando derechos a los «caprichosos» trabajadores para compensar los desvelos de los «sufridos» empresarios, empezando por los más sufridos y «maltratados»: los grandes empresarios.
    Porque, claro, hay que ser competitivos, donde competitividad es eufemismo de condiciones laborales cuasi esclavistas.
    Al talento y al esfuerzo, que les den.
    Ojalá tengas razón con tu última reflexión.
    Un abrazo.

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    • Benjamín, gracias por comentar y disculpa por no contestar antes a tu comentario. He estado un poco inmersa en el verano y me he pasado poquito por aquí 🙂
      Resulta desalentador ver las condiciones en las que tenemos que trabajar y escuchar día sí y día también que las cosas están mejorando. La pregunta es: ¿Para quién?

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  • Vaya, es curioso, justo me pillas en un momento en el que estoy harto que se aprovechen de mí. Que ya me han machado bastante. Y me voy por mi cuenta, a hacer algo mío, o al menos a intentarlo!!
    Besos
    Fer

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  • Fer, claro que sí! Ya irás contando como te va 🙂

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